El rincón de Marma

Pirámides Nubias en Meroe

Durante la edad media, en los siglos III y IV, este territorio se vio increpado por una serie de invasiones que dejaron un legado, actual causa del momento secesionista que vive el país. Reinos cristianos se apoderaron del país generando un asentamiento de la cultura cristiana. Posteriormente con la invasión árabe de Egipto, el Islam comenzó a extenderse, lo que dio pie a que numerosas familias musulmanas se acoplaran a la vida de esta región. Actualmente la zona norte del país es de mayoría musulmana, mientras que la conocida como Sudán del sur, es prioritariamente, cristiana. Son estos hechos, sumados seguramente a muchos factores más, los que han propiciado que en Sudán del sur se genere un debate sobre la independencia de sus vecinos norteños, que ha confluido en el establecimiento de un referéndum secesionista que podría dar lugar, muy seguramente, a la conformación de dos nuevos países.

Como consecuencias de este hecho existen varios factores a tener en cuenta, por un lado este movimiento tiene una gran importancia a nivel nacional con las obvias consecuencias internas para Sudán, por otro lado están los cambios a nivel mundial debido a que con esta votación se podría llegar a generar el establecimiento de un nuevo país, que sentaría un precedente sobre la separación de territorios que ya no quieren ser parte de una misma nación. Sudán con sus actuales 250000 km² es el décimo país más grande del mundo, posición que dejaría de ocupar al restarle los km² de Sudán del Sur. Este último dato es insignificante, porque los países, naciones, territorios y civilizaciones, como hemos comprobado a lo largo de la historia, vienen y van. Lo importante en estos casos es la tradición cultural humana de una región. Mantener, promover y conservar ese rico conocimiento y esa incalculable experiencia que desde hace tiempo reina sin corona en todos y cada uno de los terrenos que componen la tierra, debe ser tema de máxima prioridad por los dirigentes de los diferentes países, sin entrar en rencillas religiosas que con toda seguridad acabarám con la destrucción de cualquier ideal.

Hace escasos días entró en vigor una nueva ley en España, una ley que llaman todos “antitabaco” debido al propósito de la misma. El nombre no deja mucho a la imaginación y en efecto y como piensan, se pretende eliminar paulatinamente el tabaco de las zonas comunes. No soy ducho en leyes, ni en nada relacionado, pero me veo en la obligación de revelarme ante la sarta de estupideces que no paro de escuchar o leer y es que la gente parece no querer entender, trata de justificar un hecho injustificable y perdón por la redundancia, pero es que no es justo.

Una de las leyes básicas de la naturaleza es que todo tiende al caos, cosa que parece hasta agradarle a algunos y es que no veo a nadie fumando en zapaterías o en tiendas de juguetes, ni quejándose por ello, solo veo gente gallarda fumando en zonas donde se sirven alimentos o bebidas y encima tienen el valor de reprochar y de replicar que tienen derecho, que les estamos quitando su libertad y que ellos pueden hacer lo que quieran con su cuerpo en un país como lo es este, libre. ¿Hacer lo que quieran? ¿Acaso hemos vuelto al relativismo? Ahora todo vale ¿no? Claro si yo lo veo bien, ¿quien va a ser el guapo que me diga lo contrario?. En la sociedad en la que estamos, se inculcan ese valor, el de que los fumadores son las víctimas y para colmo a nosotros, tratan de hacernos sentir mal, porque nos empeñamos en quitarles el cigarrito de después del café y soy demasiado benevolente diciendo después del café, porque algunos ni siquiera esperan, con el pollo aun en la boca son capaces de fumarse ese cigarro. Es que como decía, parece que les guste el caos y todo esto teniendo en cuenta que los malos de la película somos los no fumadores, porque ¿a que santos venimos ahora revelándonos? ¿una ley para defendernos? ¿no estábamos perfectamente, callados y tragándonos el humo? Pues no, se ve que nos gusta armar jaleo, que nos gusta incordiar y fastidiar al prójimo fumador, a ese porcentaje de la población que no parece importarle la salud de los demás (ni siquiera la de sus hijos, ojo al dato). Ellos están al margen, no parece importarles nadie más que ellos mismos y esto lo demuestran día tras día, cuando encienden su cigarro en un lugar cerrado sabiendo, por que si señores, son conscientes, de que otra persona que libremente ha decidido no envenenar su cuerpo, va a tragarse el humo que ellos producen. Es que es de risa, entérense no quiero fumar! Gracias. Y esa es la libertad que importa, porque yo no molesto a nadie con mi no-hábito, pero usted si que molesta con su hábito y aun tiene narices de indignarse.

Que gran escudo les hace el gobierno, que grato favor les proporciona al darles ese vano argumento de que es legal, que dolor y que punzada cuando se agarran con los dientes amarillos a esa triste escapatoria. Quieren justificarlo y convencernos diciendo que como el gobierno saca tajada de ellos, tienen ese derecho a reclamar, se sienten poderosos por aportar un dinero que los no fumadores no aportamos a las arcas y bien sabemos que el poder crea falsa impresión de importancia y es esa importancia la que nos hace amedrentarnos frente a ellos, la que hace que pidamos con cara de lástima incluso pidiendo por favor, si son tan amables de no echarles el humo a la cara de mi hija en un parque público o en una antigua zona de no fumadores en los restaurantes.

Dejar que la elección de fumar o no, sea una elección y no una imposición.